Sábado 1 AM. Era de esperar que esta noche no pudiera dormir. No sé si es el calor, los grillos o el mero pensar en ese alguien que espero algún día camine a mi lado. Me encuentro revolviendo cajones, en los cuales habría de hallar añejos versos –algunos ni siquiera valen la pena resucitar –, ciertas cartas que prefiero dejar a la deriva, y entre tanto papel barroco, tropiezo con estas inquietudes, escritas alguna vez, hace dos años, a la memoria del estimado Cortázar. Sin más preámbulos, quisiera convidar estas palabras.
No pensé que fuera así de complicado: sigo sin entender esta maraña de juegos absurdos: ya son veinte ausencias de Bix y de Parker hamacándose en tu jazz.
Nos quitaste el cielo de puertas forzadas, el otro, el que no es tuyo sino con vos adentro. Un solo cosmos de casas fuegos y noches extraviadas en aquella autopista de Paris.
Sabés, algo con olor a sopa y aliento a whisky barato sobra en tu cuarto de seudo estudiante. Afuera los gatos todavía se cantan melodramas de lluvia intensa.
Viste qué viejo está Oliveira. Ayer lo encontré en un café cruzando el Pont des Arts. Sigue con Morelli, el zen y no sé cuántos espirales más. A propósito, no creo que ese tipo haya querido a Lucía (hace falta repetir que Pola es mina fácil?)
Cuando vuelvas a esta patria de peces, digo, si tenés planeado volver, cuidado que un torito anda por ahí perdido, en las esquinas de Bánfield, dispuesto a un último round.
Dale pelea, che, nadie va a quitarte tanta manía de perseguir fantasmas. Y no olvides visitar a Manú y Talita, hace rato te esperan con el mate y la enciclopedia entre las manos.
The game, the end, un poco de cronopios con exceso de fama. Salvo el amor, no eras tan mal poeta para descifrar crepúsculos. Dale, volvé que los del Club se niegan a la discada si no cantás con ellos.
Glenda, Lucas y Manuel extrañan escribirse con tus manos.
Aurora y la Dunlop te mandan muchos besos. Dicen que una luz deífica te aguarda en Montparnasse.
Nos quitaste el cielo de puertas forzadas, el otro, el que no es tuyo sino con vos adentro. Un solo cosmos de casas fuegos y noches extraviadas en aquella autopista de Paris.
Sabés, algo con olor a sopa y aliento a whisky barato sobra en tu cuarto de seudo estudiante. Afuera los gatos todavía se cantan melodramas de lluvia intensa.
TIERRA esta piedrita no sirve, che! traé una más grande...
1 2-3 4 5 hey, hacés trampa! 6 7 no te caigas... 8-9 ahora sí, es mi turno...
Viste qué viejo está Oliveira. Ayer lo encontré en un café cruzando el Pont des Arts. Sigue con Morelli, el zen y no sé cuántos espirales más. A propósito, no creo que ese tipo haya querido a Lucía (hace falta repetir que Pola es mina fácil?)
Cuando vuelvas a esta patria de peces, digo, si tenés planeado volver, cuidado que un torito anda por ahí perdido, en las esquinas de Bánfield, dispuesto a un último round.
Dale pelea, che, nadie va a quitarte tanta manía de perseguir fantasmas. Y no olvides visitar a Manú y Talita, hace rato te esperan con el mate y la enciclopedia entre las manos.
The game, the end, un poco de cronopios con exceso de fama. Salvo el amor, no eras tan mal poeta para descifrar crepúsculos. Dale, volvé que los del Club se niegan a la discada si no cantás con ellos.
Glenda, Lucas y Manuel extrañan escribirse con tus manos.
Aurora y la Dunlop te mandan muchos besos. Dicen que una luz deífica te aguarda en Montparnasse.
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1 comentario:
Evangelina, leí todo tu blog. Poesia, Pizzarnik y a Cortázar le hubiese gustado leer lo que dices. La suerte es mía que no sé por qué avatar tecnológico llegaste a mi correo. Un placer leerte. Felicitaciones. Elsa
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