amigos:
se nos vino la noche
y el milagro
que nunca asomó las narices ni los pies ni las barajas
fue la última señal del corazón a media asta
esta manía de enmascarar las cicatrices
hasta lo más extremo del disfraz
nos hizo revertir los amuletos
qué tristeza respirar desde el eclipse
una pena que me falte el milagro
se nos vino la noche
y el milagro
que nunca asomó las narices ni los pies ni las barajas
fue la última señal del corazón a media asta
esta manía de enmascarar las cicatrices
hasta lo más extremo del disfraz
nos hizo revertir los amuletos
qué tristeza respirar desde el eclipse
una pena que me falte el milagro
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